Promotor: Samitensa
Ubicación: San Miguel – Tenerife
Arquitectos: Felipe Artengo Rufino, Fernando Martín Menis y José Mª Rodríguez-Pastrana Malagón
Arquitectos técnicos: Rafael Hernández Hernández y Andrés Pedreño Vega
Colaboradores: David Arias Aldonza y Estefanía Julián Montalvá
Constructora: Pusol S.L
11 apartamentos en San Miguel
Los apartamentos, se encuentran en primera línea de costa, en una zona donde los adosados y edificaciones aisladas rellenan todo el paisaje y donde todas las infraestructuras se multiplican por el numero de individuos (un acceso por vivienda, un pequeño jardín por vivienda, una cubierta por vivienda), por eso nosotros entendimos que nuestra propuesta deberíamos desarrollarla como una sola pieza y no en once para así intentar minimizar el impacto.
En total son 11 apartamentos, 9 de ellos desarrollados en 2 alturas, que disponen en planta baja de una zona exterior con jardines individuales, unidos todos en un paseo de acceso, y en la planta superior unos balcones, fundidos en uno, mediante una tela continua de invernadero.
Las zonas privadas (habitación-estudio, baño y dormitorio principal) que se sitúan en la planta superior, cuentan con las vistas al mar. Para asegurar su privacidad el edificio se retranquea con respecto a la calle posterior, generando una ranura ajardinada que nos permite además, ventilar la vivienda e iluminar la escalera y la habitación-estudio.
En la planta baja, se sitúa el estar-cocina que disfruta así, no solo de su jardín privado sino también del paseo y de los jardines de la piscina comunitaria.
Para su construcción se utilizan los materiales y métodos característicos del entorno, con esto no solo resolvemos el acondicionamiento térmico con bajo presupuesto (como se exige en este tipo de edificaciones) sino que además por su apariencia, el edificio parece formar parte del entorno agrícola preexistente.
Los muros de tosca se utilizan para frenar el viento que llega a alcanzar los 30 nudos de fuerza, se construyen de modo tradicional y en la dirección perpendicular al viento predominante, nos sirven además para independizar unos apartamentos de otros.
La tela de invernadero se utiliza en la planta superior para frenar el viento, el sol y la arena sin dejar de ver al mar, fijándose a la estructura mediante rodillos de verga típicos del gremio de los invernaderos y sus aberturas se producen en proporciones similares a las de las edificaciones agrícolas, que recortan el horizonte del mar.
La cubierta se cubre con vegetación autóctona y picón, esto disminuye el consumo de agua, aísla el interior y reduce los gastos de mantenimiento.
En el interior la luz se controla mediante tela de capota de coche y los muebles y luminarias se realizan con la misma perfilería que se utiliza en la construcción del balcón.
Los once apartamentos se disponen en serie y se unifican en uno mediante las herramientas que fuimos encontrando en el lugar
